domingo, 9 de noviembre de 2008

Mocheando por la vida


Súpermocho dice a todo aquel que quiera querer escuchar:

Tiene los ojos diminutos de un color chocolate sin leche ni azúcar. Y por ellos se adivina de todo menos dulzura. Por eso el color de sus ojos es insípido. O triste. Una barba de muchos días se asoma con precaución a la vida, donde el color blanco deja constancia clara de que los años no perdonan ni al más santo. Sus arrugas definen las facciones de su cara. Delgada. Escondida con miedo debajo de una gorra. Roja. En una mano, la bondad de alguien en forma de sandía. Y en la otra, todo cuanto tiene. Nada. Su casa es el mundo y su hogar, cualquier trozo de tranquilidad acogedora. Memoriza rutinas ajenas porque la suya ya hace tiempo que la ha perdido. Y dice que no es feliz. Pero tiene algo especial. Es un hombre de pasado de postguerra. De idioma francés en la punta de la lengua y vida viajera con origen en Valencia y destino el mundo entero. Sus zapatos, rotos. Y muy andados. Y su presente es ese: miércoles de agosto con intento de tormenta de verano. Y su futuro, sin duda, es él mismo. Ahora no importa cuál fue su vida de antes. Ni la casa a la que iba en navidad a comerse el pavo o el roscón. Ni quién le felicitaba el día en que la vida decidía hacerle la gracia de regalarle otros 365 días más. Ni la sangre de su sangre que aún late por algún sitio al ritmo de un corazón. O de cuatro. Ahora, lo importante es que él, al igual que ella, tiene una vida dentro de su vida. Ahora, lo realmente real es su realidad. La suya. La que se supo inventar. La que se quiso inventar. La que necesitó inventarse. Ahora, lo importante es que se llama Francis. De Francisco. Sí. Eso es lo realmente importante. Se llama Francis y tiene una historia que contar. Sólo hay que querer oírla. Y saber escucharla. Palabras que siempre estuvieron ahí. Cerca. Muy cerca. Dispuestas. Dentro de la voz dormida al lado de la boca. Enfrente de la vida. Debajo de la pelvis. Y encima de los tobillos. Era miércoles de agosto. Pero ahora ya es jueves. Y él sigue ahí. Llamándose Francis. De Francisco.

2 comentarios:

Neus Bellver y Mónica López dijo...

ajajajajaja pero qué es esto? XD XD

autoestopistas dijo...

entre mochá y mochá a vore si se paseu pel blog i endevineu que s'amaga!