sábado, 13 de diciembre de 2008

Y desaparecer...


...para volver en el momento justo. Ese momento en el que tú sientas hasta el punto de llorar y ella sonría como nunca. Ese, justo ese, en el que tu rías como siempre y ella deje de vomitar rabia por los ojos. Sólo ese en el que ya no juguéis a ver quién es el más pasota de los dos. Ese en el que tú quieras soñar despierto y ella no se deje en manos de sus sueños. Un instante en el que tú sepas distinguir echar de menos de echar de más y en el que ella se vea guapa en cada espejo. Un momento en el que ella simplifique las cosas y tú puedas entender por qué las complicaba. Ese mágico momento en el que tú te reencuentres con tu esencia y ella y la suya coincidan por primera vez. El momento en el que tú dejes de vivir tan rápido y sin pensar y ella acelere el paso para no quedarse hundida en sus pensamientos. Un momento en el que tú vuelvas a creer y ella vuelva a ilusionarse. Ese momento en el que intercambieis tu fuerza y su ternura. Ese en el que tú te quites el caparazón y ella... ella también. El instante justo en el que los dos mireis al futuro. Tú dejándote llevar por el presente y ella riéndose del pasado. Pero sólo volvais en ese momento, porque sólo en ese justo momento sereis capaces de ser felices.

lunes, 1 de diciembre de 2008


Donde los ojos y las manos se hacen eternos. Donde no se pierden. Donde no preguntan. Donde no temen no hablar el mismo idioma. Donde tu calle juega al escondite con mi calle. Y donde esperas paciente a ser pillada por él. Donde amanece a las once de la noche, cuando estás allí, debajo de, llegando hacia. Donde no anochece a menos que anochezcas tú. Donde se me cura el insomnio y se cansa el miedo. Donde las dudas se rinden y pierde la guerra la distancia. Donde te crece la barba y te cortas el pelo mientras cambias los muebles del salón. Donde tú estás más moreno y ella está a punto de parir y vosotros buscáis trabajo. Donde la esperanza caduca y les provoca un coma irreversible por creer en lo que no tira p’alante. Donde lo importante no tiene sentido. Donde sólo importa sentir. Donde echas de menos a tus padres y el frío sabe a chocolate. Donde estás recién llegado del pasado y has visto mi mensaje tarde, ese que lees cuando te brillan los ojos. Donde reímos como niños y me llevas a un bar nuevo a probar la birra de siempre con la compañía de nunca que no crecerá jamás. Donde te intuyo feliz aunque en realidad no lo seas. Donde estás más guapo que ayer pero menos que dentro de un rato. Donde sigues siendo el hombre más gracioso del mundo. Donde te busco el olor con las pestañas y el centro del mundo es su ombligo. Donde te como a mordiscos y se muerden a besos. Donde tu risa le hace reír. Donde te encuentra sólo para darse cuenta de que lo importante no es dónde, sino cómo. 

el momento de...



Porque ahora ya había llegado el momento de. De pisar charcos y empaparse hasta llegar nadando a casa. De salir de día y volver sin notar la diferencia. De beber hasta olvidar pero sin olvidar (se). De no saber de dónde venían pero querer descubrir hasta dónde podían llegar. De mirar hacia arriba y ver eso que sólo unos pocos pueden entender. De esperar (te) mientras llegas con una mirada de complicidad que delate hasta el pecado más prohibido que se ha llegado a cometer. De serlo todo sin haber tenido nada aún. De empezar por el final y ser la regla que no confirme la excepción. De llegar sin acabar de irse nunca. De querer. De ser. De estar. De permanecer. De querer ser estando permanentemente. De creer en para poder vivir cómo. De no saber muy bien hacia dónde ir. Ni con quién ir. Pero de no importar (nos) mucho siempre que sea hacia delante. De vivir sin aire pero respirando vida. De viajar por el mundo y darse cuenta de que hay lugares que no se acaban nunca. De poner la vida en punto muerto y dejarse llevar cuesta arriba. De tú y ella. De tú y él. De nosotras. De vosotras. De ellos. De querer verte enamorada. Y de querer estarlo. De no encontrar el norte pero sí el punto cardinal que consiga hacer (nos) cosquillas en la punta de las uñas. De que tú no escondas tu pasado. De que ella no planee su futuro. De que llegue el momento de compartir el presente. Y de que lo único que importe sea eso.